Mi experiencia en el taller de defensa personal donde aprendí herramientas físicas y psicológicas para una emergencia.
Por Luz Mariana Santa Cruz
Foto: Isabella Cohee
Según el Ministerio Público (MP), en el 2021 se reportaron 59 mil 534 denuncias por diferentes tipos de violencia contra la mujer. Por eso, como guatemalteca, comprendo la importancia de la defensa personal, además es algo que siempre había querido aprender. Cuando la Sociedad de Estudiantes (SeUnis) y el Consejo de la Facultad de Derecho (FDER) organizaron un taller de este tipo en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, supe que debía participar. Así fue como el miércoles 23 de marzo, me encaminé a la Universidad del Istmo (UNIS) vistiendo con ropa deportiva con mi yoga mat en mano.
Al llegar me encontré a una chica, con quien compartía dos cosas: el equipo de yoga y un rostro que reflejaba lo perdidas que nos sentíamos. “¿Tú también vienes a la actividad?”, me preguntó. Le respondí que sí, pero que no estaba segura en dónde quedaba el “Bowl” (descubrí que era el estadio). Quería conocer a más personas así como en el Welcoming Tournament, y esta era la oportunidad perfecta. Nos dieron la bienvenida con botellas de agua y malvaviscos.
El taller comenzó cuando el instructor de la empresa de seguridad Se7en Group, S. A nos enseñó las técnicas básicas e instrumentos que podíamos usar para protegernos. ¡Incluso se puede usar el propio celular! Lo curioso es que algunos objetos de seguridad también servían para otro tipo de emergencias, como la navaja táctica.
Foto: Isabella Cohee
El primer ejercicio, quizá fue uno de los más difíciles, ya que debíamos gritar: “¡Auxilio! ¡Socorro!” Pero a todas nos daba pena, entonces el instructor nos recordó que en una emergencia es necesario pedir ayuda. Miré a Sofi, mi compañera, fue la primera en gritar con fuerza. Ella, al igual que yo, estaba bastante emocionada por aprender autodefensa.
Luego nos tocó realizar las técnicas en parejas, uno de los movimientos fue el bloqueo que se hace con el brazo para evitar que el agresor te agarre del cabello, a pesar que al inicio teníamos miedo de lastimarnos, fue la práctica que mejor nos salió. Después de todo, aprender a defenderse era el objetivo de la dinámica.
Foto: Isabella Cohee
También nos dieron el consejo de que para evitar una denuncia al utilizar el gas pimienta, no se debe aplicar en los ojos, además que se corre el riesgo de provocar ceguera temporal en la persona agresora, el uso adecuado es rociarlo entre la barbilla y el pecho.
En definitiva, fue una experiencia inusual y divertida. Educarse sobre las tácticas e instrumentos de seguridad con alguien a quien acabas de conocer no es algo de todos los días. Además, aprender que puedo defenderme con mi celular o llaves fue muy útil, aunque quisiera que ninguna mujer tuviera que gritar “¡Auxilio! ¡Socorro!”.
Les dejo el manual que me parece muy práctico.
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