Los pasillo se llenan de luz y vida, las aulas de aprendizajes.
Por Anika Cruz
El 24 de julio, el semáforo de Fraijanes se colocó en color anaranjado, lo que permitió a la Universidad del Istmo (UNIS) el regreso a clases semipresenciales. A partir del lunes 26 los alumnos tuvieron la oportunidad de darle vida de nuevo a la universidad.
Estos días han sido días llenos de experiencias amenas, tanto para alumnos como para catedráticos. Los alumnos de Periodismo y Comunicación comentan que un catedrático besó el pizarrón por el gusto de dar clases de nuevo. Así mismo que Alberto Toro, catedrático de la misma facultad, llevaba la cuenta de la cantidad de días de no tener la dicha de dar clases presenciales, conocer nuevas caras, hacer nuevos amigos.
Foto: Alberto Toro
En base a mi experiencia, les podré decir que mi día en la UNIS comenzó a eso de las 6:30 a. m., pues mi clase iniciaba las 6:50. En los 20 minutos que tuve de espacio me dio tiempo de saludar a mis compañeros, conocer a nuevas caras que solamente había visto en modalidad virtual.
Al iniciar mi clase pude conocer a mi catedrático, me encantó que se gozara tanto dar su clase, casi se podía ver que sus ojos brillaban al hablar de los diversos temas de la clase de análisis financiero. Al finalizar la cátedra pude platicar con mis compañeros y fuimos a comer a la cafetería, luego tuve la oportunidad de ponerme al tanto de cómo se encontraban las instalaciones de la universidad. Me llamó la atención que ya no hay tanto arte como antes y los espacios se encuentran más vacíos, aunque sé que se debe a que la universidad lo hace para mantener los espacios más amplios y que sea menos probable el contagio del virus.
Me encantó poder ver caras de otras facultades caminando en el pasillo, personas disfrutando de la comida en la cafetería, otros estudiantes hablando en el campus central de la UNIS. Extrañé ver y vivir esas experiencias, pues son las que le dan vida a la universidad.
La experiencia de ver clases presenciales definitivamente es única, la pasión de los catedráticos al dar la clase es incomparable. A pesar de que aún no hay tantos alumnos en la universidad, definitivamente la UNIS está tomando vida de nuevo, se siente un ambiente alegre y reconfortante. Definitivamente todos mis compañeros y amigos de otras facultades nos sentimos felices de vernos y poder conocer a nuestros compañeros fuera de una pantalla.
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"Me siento demasiado feliz de poder recibir clases presenciales, me encanta."
“Me gusta el regreso a clases presenciales, extrañaba la experiencia, a mis compañeros y poder visitar la universidad”.
La universidad fue cuidadosa con los protocolos de seguridad. La experiencia de poder ver un aula “llena” ha sido de las cosas más alegres, lindas y acogedoras que se ha podido experimentar en el último año de pandemia.
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