La vida universitaria conlleva enfrentar obstáculos, pero puede resultar más fácil con alguien que te aconseje en el camino.
Por Mariana Arizandieta
Desde el primer día que empezamos la vida universitaria en la Universidad del Istmo (UNIS) asigna un asesor, quien l esta al pendiente del progreso académico y personal. Al principio vi estas asesorías como innecesarias y fastidiosas, pero conforme pasa el tiempo y crece mi relación con mi asesora; de ser algo fastidioso paran a ser un alivio y una compañía necesaria. El asesor se convierte en amigo y profesor porque te acompaña en todos los procesos durante tu carrera, te defiende y te apoya incondicionalmente.
Cuando fui suspendida por un semestre, por motivos personales, mi asesora me ayudó y defendió ante el consejo académico. A pesar de que suspendieron le agradezco mucho, ya que aunque no era una estudiante activa en ese periodo siempre estuvo al pendiente de mi y me apoyó emocional.
Ilustración: Freepik
En ese momento era inmadura y me deje llevar por el camino fácil y rápido. Mi asesora me guio a darme cuenta los errores que cometí y al no lamentarme por lo que había pasado, sino buscar en qué invertir mi tiempo mientras regresaba a la universidad. Me dijo un consejo muy importante que aún recuerdo: “Los errores que cometemos no nos definen como personas, nos ayudan a ver de que estamos hechos realmente y nos dejan una enseñanza”. Pero depende de nosotros aprender esa enseñanza y en base a eso levantarse y continuar. Fue en ese semestre cuando aprendí a valorar a mi asesora y a verla como una amiga mas que una asesora.
Al principio nos cuesta acostumbrarnos a lo exigente que es la universidad y la disciplina que requiere. Por eso los asesores son vitales, ya que te guían por el camino correcto. Te ayuda a alcanzar tus metas, las personas a nuestro alrededor influyen en nuestras decisiones. Los asesores siempre nos aconsejarán bien porque nos conocen y saben las metas que queremos alcanzar.
Aquí te dejo 3 consejos que me hubiera gustado poner en practica en ese momento y que mi asesora me ayudo a ponerlos en practica y a vivirlos verdaderamente:
1. Los fracasos son lecciones:
No tiene nada malo equivocarse porque somos humanos pero de nosotros depende que cada fracaso sea una lección para fortalecernos y aprender.
2. Darle a cada cosa la importancia que merece:
Priorizar la atención a las cosas verdaderamente importantes que me van a hacer crecer como persona.
3. Las acciones hablan por si solas:
De nada vale que yo diga algo si a la hora de la acción hago algo completamente contrario.
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